Flashback: 21HR (parte 1)

Hoy os voy a contar la historia de nuestras desventuras empezando por el principio, como debe ser.

 En nuestra primera casa vivíamos mi hermana, su marido, mi sobrina, mi novio y yo. Si, los comienzos son duros y nosotros llegamos aquí con poco más que lo puesto, primero estuvo aquí mi cuñado buscándose la vida, y cuando ya consiguió un trabajo vino mi hermana para ayudarle a buscar casa, y por último viajaba yo con mi sobrina y al final convencimos a Iván a que viniese también porque no tenía nada que perder.
No voy a entrar en más detalles porque no voy a ponerme a contar cosas personales que no son mías, esto solo es para poneros en situación.

Al lío, mi hermana estuvo buscando y encontró algo asequible por Gumtree y tras hablar con el dueño, que de buenas a primeras parecía muy majo, entendió nuestra situación y nos dejó vivir a todos ahí aún cuando solo había un dormitorio y todo muy bien. Incluso ofreció a mi hermana y a Iván un trabajo en su negocio de helados (¿no he mencionado que yo llegué aquí en septiembre verdad?). Todo muy bonito ¿qué podía ir mal?

Bien, pues para empezar mi hermana cuando llegó a la casa (aquí se estila mucho coger una casa y dividirla en dos pisos y alquilarla como buena) y tuvo que limpiarla toda de arriba abajo porque estaba llena de porquería y vómitos. Si, tal como lo leéis.
La decentó y hubo una diferencia de una semana entre que ella se instaló en la casa y nosotros llegamos. Y en esa semana pasó algo que nos podía haber hecho sospechar, pero lo dejamos por caso aislado. En la cocina había dos muebles diferentes con fogones, una cocina por separado con horno y un mueble donde estaban el fregadero y dos fogones en una sola pieza. Pues bien, poneos en situación: mi hermana en el sofá viendo la tele, se escucha un chasquido y empieza a oler a quemado, va a la cocina y se encuentra una llamarada enorme en el fogón que hay donde el fregadero. Llama corriendo al casero que manda a su hijo y éste lo único que hace es cortar el cable para que no se vuelva a enchufar, y ahí lo deja colgando, cortado y pelado. Con dos coj...
Bueno, pues nada. En la cocina había dos neveras de las de tamaño alacena, y un congelador. ¿Por qué dos neveras? una de ellas por lo visto no se podía usar, no sabemos el motivo (y a día de hoy hasta prefiero no saberlo).

La casa en sí era un poema, según entrabas estabas en el salón que por haber sido una peluquería antaño, tenía dos cristales enormes a los dos lados de la puerta: intimidad 0 a menos que echases los cortinones enormes que no dejaban pasar la luz.
La puerta te daba directamente a la habitación, donde había una cama y mi hermana añadió otra plegable para mi sobrina, y ya de ahí era pasillo abierto que daba a la cocina a un lado (también sin puerta) luego una puerta que daba a un cuarto de los trastos (por llamarlo de alguna manera) y éste daba al aseo. Y si volvemos atrás al pasillo, lo termina lo que sería el váter. Si, separados. Y justo en frente del cuarto de trastos, la puerta que daba al patio trasero, donde había otra portezuela que daba a la calle (portezuela = puerta metálica con un hierro oxidado bloqueándola) y un caseto que se caía a trozos.
Todo muy típico por lo que tengo visto.
Bueno, por partes... Lo primero, tanto el baño como el váter era añadidos a la casa, fuera por completo de la estructura de la casa. Hechos a mala leche, y sin ningún tipo de conocimiento. Una casa donde el aislamiento brillaba por su ausencia y las paredes rezumaban agua. Las paredes se convertían en pura agua. Y el moho nos comía por ese motivo. Estuvimos 4 meses en ella y limpiamos las paredes con lejía viva al menos 3 veces. Por no hablar del frío que hacía, que como no teníamos ni un duro no podíamos permitirnos el lujo de poner la calefacción aunque en la calle estabamos a 2º por la noche, lo mezclas a paredes rezumando agua y ya os podéis imaginar el percal.
La ducha es un tema aparte... Era tan asqueroso aquello que hasta me daban ganas de no ducharme.
Y especial mención al desagüe de la cocina, que descubrimos que la tubería del desagüe del fregadero estaba justo al lado de la puerta del patio, y daba directamente a una rendija de alcantarilla. Cada vez que alguien fregaba y tú estabas allí podías ver caer el agua del tubo a la alcantarilla.
Tuvimos unas goteras del baño de la planta de arriba justo en mitad del pasillo que por mucho que "arreglaban" no dejó de gotear (y esto es muy típico de las casas de esta familia).

Ah, y ¿no os preguntáis donde dormíamos Iván y yo? bien, pues tuvimos que comprar un colchón hinchable de camping y lo echábamos en el salón, hasta que conseguimos una especie de sofá abatible que usamos como somier (y esto tiene una historia aparte) y un colchón que compramos en gumtree por 5 libras. Nos instalamos en el cuartito de los trastos, donde aparte de nuestra cama y el armario que había no entraba nada más, había el pasillo minúsculo para pasar a la ducha y ya.

Se me olvidan miles de historias más, así que posiblemente haya una segunda y tercera parte, pero por ahora es suficiente. Creo que voy a hacer memoria colectiva con los demás para sacar adelante la segunda parte.

Y por si os lo preguntáis, si, seguimos sin lavadora.

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